Guardamos un secreto
en un rincón que lleva nuestros nombres,
detrás de la armadura,
detrás de los silencios,
detrás de los cristales temblorosos.
Hablamos sin palabras
de abrazos que perduren en el tiempo,
de dormir enlazados,
de un futuro conjunto,
rompiendo los espejos del pasado.
Ponemos nuestras cartas
en esta mesa abierta, boca arriba.
Yo no te pido nada...
tan sólo que me ames,
quizá, como jamás amaste a nadie.
Cuando caiga la noche
y trunques las cadenas que te atrapan,
estaré tras las sombras
aguardando el instante
de alojarme en tus brazos para siempre.
Ana Mª Álvarez © 2012