
(Para A.N.G)
Sé que exististe un día, un día de verano,
de calor esponjoso en andenes amargos,
cuando las voces eran ecos de mil presagios,
vértices de un encuentro fundido en un abrazo.
Sé que exististe un día de un Madrid desolado,
de museos y parques, de música, teatros,
tú eras hombre de piedra, yo muñeca de trapo,
tú piano sin notas, yo poema en tus labios.
Sé que exististe un día, pues de ese día guardo
tus lejanas palabras de amor no musitado,
tus marmóreas caricias, tus tardíos abrazos
y un retrato borroso en el que ambos estamos
sonriendo a un extraño futuro, tan lejano,
que fue más que imposible llegar a concretarlo.
Sé que exististe un día de ocaso marchitado,
un día en el que juntos reímos y lloramos,
abrimos nuestros cuerpos, y el corazón cerramos
a un pasado presente de amor inacabado.
Ana Mª Álvarez Barroso © 2002