Cuando te vi, aún no habías llegado;
conocía tus huellas,
el surco del dolor en tus pisadas,
la agonía de la pérdida
instalada en los vagones de tus noches.
Cuando te oí, aún no habías hablado;
conocía tu silencio,
esa llaga abierta destilando verbos
-transeúntes del destierro-
pasajeros en tu voz semiasfaltada.
Antes de amarte, ya sabía que te amaba;
conocía tu nombre,
pronunciado como una letanía,
un mantra milagroso,
la brújula que lleva hasta tu cuerpo
donde he de tatuarte
mis huellas, mis pisadas, mi silencio
y los versos que aún no te he escrito.
Ana Mª Álvarez Barroso © 2011
3 comentarios:
Esa extraña sensación de haber amado antes..., de conocer sus gustos, sus sensaciones, sus puntos de placer, esa duda existencial que nos deja de haber vivido ese amor. Porque ya sabemos como es, como será. Cuando decimos eternamente te amaré, estamos expresando eso..., eternamente.
Saludos.
osvaldorene.blogspot.com
Un poema sentido, lleno de pasión y prometiendo un gran futuro.
Creas unas bellas imágenes.
Un beso
Sencillamente bello!!!
Felicitación
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