Había que continuar el primer verso del famoso poema de Federico García Lorca "La luna vino a la fragua..." y salió este poemilla:
La luna vino a la fragua
en busca de sus colores
para enamorar al sol
vestida de resplandores.
Pensaba arrancar los brillos
que desprendían los herreros
y hacerse un bello tocado
para prenderlo en su pelo.
"Sol amado, no te encuentro,
tú te vas cuando yo llego,
¿si me pongo tu color
prendido de mi cabello
te quedarás a mi lado
abrazándote a mi cuerpo?"
El río oyendo el lamento
así le dijo a la luna:
"No quieras ser como el sol,
porque como tú, ninguna.
Que si ese sol intuyera
lo que tú me haces sentir,
se moriría de celos
y correría hacia ti.
Porque en las noches oscuras
sólo tú, luna lunera,
eres mi único refugio
y mi única compañera.
Y cuando en mis aguas claras
te miras para peinarte
yo me bebo tu reflejo
para poder abrazarte.
Quédate conmigo luna,
sé mi amor, mi amante clara,
que yo te acompañaré
despierto en la madrugada."
La luna dejó la fragua
con ojos de enamorada,
y el río le dio un abrazo
llegando así la alborada...
Ana Mª Álvarez Barroso © 2013
Muchas gracias por vuestro cariño http://www.libreriaelhidalgo.es/
viernes, 6 de septiembre de 2013
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1 comentario:
muy bonito, la luna eternamente enamorada y compañera de nuestros suspiros, un beso de aroiris.
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