sábado, 25 de abril de 2009

BESO...

Allá a lo lejos,
como una sombra inmóvil,
te vi imbuido en el silencio,
impregnándote de los árboles naranjas
y de los detalles inapreciables a otros ojos.
Donde la noche se hace noche
y la luna ventana abierta,
donde el azúcar no es más
que un insignificante aderezo
comparado con las esquinas romas
y desgastadas de aquel verde asiento.
Columna pulida por mil manos
en movimientos simétricamente circulares;
secretos que evocan olvidos,
olvidos que recuerdan nostalgias
de besos perdidos, de almas inertes,
de pétalos de rosas en un mar de sangre,
de piel entumecida en cavernas heladas,
de tortugas mágicas, deseos concedidos...
Extraña danza de palabras sin eco,
sólo una leve música casi inapreciable,
circulando viciosamente sin principio ni fin.
Esquivas miradas, párpados caídos,
lenguaje mudo de gestos inexplicables,
y un dulce sabor a noches soñadas
-que no vividas como vivimos ésta-
cálida como sábana de seda,
como tus manos en mi rostro,
como aquel armonioso abrazo,
y tu fugaz beso...

Ana Mª Álvarez ©

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