Soy como un caminante que vaga por las sendas,
descalza, despeinada y con prendas rasgadas,
solitaria, rebelde, sin miedo al horizonte
y sin saber qué árbol habrá de cobijarme.
No me importa que el viento azote mi semblante,
en él tengo tatuado los campos, las marismas,
los bosques de abedules y de sauces llorones
que sonríen al verme porque ya me conocen.
En mi pelo enredado llevo estrellas celestes
que durmieron conmigo en noches de verano,
y caballos de mar cantándome sonatas,
de sirenas marinas y de perlas lejanas.
El color de mi piel fue cambiando a cobrizo
de tanto como anduve con el sol por compañero,
y mis plantas ofrecen al suelo cicatrices
para andar sin temores por nuevas madrugadas.
Solamente mis ojos delatan la tristeza
que escondí en el zurrón que cuelga de mi espalda,
y en mis pestañas baila una lágrima negra
que me trae los recuerdos de un dolor contenido.
No me importa que piensen que estoy sola en el mundo,
pues camino esperando que alguien salga a mi encuentro.
Él vendrá por mi senda cuando el sol lo acaricie
y le llene de brillos su ocaso amoratado.
Y allá, tras las montañas, donde no hay nubes grises,
y cantan los riachuelos, y silban las adelfas,
le lavaré la cara, le pondré mis harapos,
y buscaremos juntos amaneceres nuevos.
Ana Mª Álvarez ©
miércoles, 4 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Excelente poema, con un ritmo y una musicalidad muy bien conseguidos, en donde además describes perfectamente lo que es la soledad y el paso de los años.
Me han parecido magníficos en especial estos cuatro versos:
En mi pelo enredado llevo estrellas celestes
que durmieron conmigo en noches de verano,
y caballos de mar cantándome sonatas,
de sirenas marinas y de perlas lejanas.
Se ve que en tu alma hay madera de poeta.
Besos. Juan
"Caminante no hay camino se hace camino al andar" (Antonio Machado), tu lo haces Ana y además con madurez y maestrïa, un besito...tere.
Publicar un comentario