jueves, 28 de mayo de 2009

CUANDO TE HAGO EL AMOR




















Cuando te hago el amor
se despierta en mis manos una paloma blanca
que vuela por tu cuerpo, recorriendo tu espalda,
que surca por tus hombros, y besando tu cuello
se enreda en tu cabello.

Cuando te hago el amor
se me inflama en el pecho un volcán, una hoguera,
ardo en cada caricia, y me enciendo completa
y circundo tu cuerpo con mis brazos y piernas
y en mi centro gobiernas.

Cuando te hago el amor
se estremecen mis poros, mi piel y mi voz tibia,
te recibo sedienta, ahondas en mi enigma,
derramas mil sonetos en mi lecho florido,
me convierto en latido.

Cuando te hago el amor
nuestros cuerpos se vuelven engranaje perfecto,
comunión de dos almas, melodía de ensueño,
la nota, el pentagrama, un puzzle de dos piezas
donde acabo y empiezas.

Cuando te hago el amor siento que nace
una rosa encarnada en mis entrañas.

Ana Mª Álvarez ©

sábado, 23 de mayo de 2009

HE DE IRME

He de irme...
y sé que clavarás tus ojos
como dardos en los míos,
encriptando algún te quiero
con tus pestañas caídas;
y no podré quedarme
para beber ese llanto,
ese, ese que escondes
y que mojó aquella arena.
Tendré que irme
inventando algún fracaso
y haciendo que sangre tu alma,
pensarás que he sido injusta.
Me iré, sí,
diciendo que no te amo,
y que no supe amar nunca,
que mi cariño fue un fraude.
Sí, amor, he de marcharme,
me iré porque te amo demasiado,
tanto dar parece poco al darlo todo,
y me voy
porque no quiero que lo sepas...


Ana Mª Álvarez ©

jueves, 21 de mayo de 2009

LA SEDUCCIÓN, EL TIEMPO Y EL ABURRIMIENTO


LA SEDU
CCIÓN y EL TIEMPO

No hay nada más embriagador que conocer a alguien y sentir ese feeling indescriptible e imposible de definir. Así llegan a cometer grandes locuras muchas parejas. Encuentros donde las miradas hablan sin necesidad de palabras, las pestañas abanican el entorno perfumándolo todo con un aroma intenso y sensual, los labios perfilan cada frase con la fragilidad de una pluma... cada movimiento es un cántico al acercamiento, una evocación al roce, una provocación sutil.

Cada día que pasa acrecienta el deseo, aumenta las ganas de volver a encontrar frente a frente esa mirada que te embaucó, esa silueta que a contraluz puedes dibujar con los ojos cerrados, esas manos que quisieras no soltar mientras haces un paseo por el mapamundi de su cuerpo. El juego del erotismo. Y un nuevo encuentro anhelado. Los suaves roces al cruzar las piernas, hablar al oído del otro jugueteando un poco rozando el cabello y la piel del rostro...

Todo esto no deja de ser el arte de seducir, de jugar al erotismo y a la sensualidad, al brillo de los sentidos y a desplegar todas las artes para que éstos se despierten. Unido al tiempo, a la espera, a los encuentros y desencuentros, al cuerpo a cuerpo, y al grado de afinidad y compenetración que se vaya creando entre las dos personas, los sentimientos irán sometiéndose progresivamente a un cambio; un proceso tan sumamente imperceptible que, cuando se es consciente de ello, no tiene remedio ni vuelta atrás.


EL TIEMPO y EL ABURRIMIENTO

¡Maravilloso! Hemos logrado nuestras pesquisas. Tenemos a nuestro lado al ser más maravilloso de la tierra, al más sublime. Días enteros para arrullos, mimos, hacer el amor hasta la saciedad, charlas, salidas y entradas juntos... ir de compras, hacer la comida, limpiar el baño cuando el otro lo ensucia, quitar el sujetador de ella de los pies de la cama por la mañana tras hacer el amor por la noche, quitar los calcetines sucios de él metidos dentro de los zapatos, sacar al perro...

Las cosas empiezan a cambiar, pero ¿a causa de qué? ¿la convivencia? ¿la rutina? ¿el tiempo? Quizá la seguridad de saber que esa persona la tenemos siempre ahí nos hace sentir confiados, tranquilos y despreocupados, dejamos que el TIEMPO nos coma el terreno, y no se lo dedicamos al otro/a. ¿O acaso no es cierto que cuando al llegar a casa después del trabajo, ella pone la excusa del cansancio y prefiere ver cualquier serie boba, en lugar de ponerse un vestido sexy y salir a tomar esa copa que a él le apetece tanto tomarse con ella? ¿Y a que él entra en casa diciendo que ha tenido un mal día, se enfrasca en el ordenador a jugar un solitario o similar, en lugar de acercarse a su chica y hacerle esos mimos que tantas veces solía hacerle sentados en el sofá, mientras se contaban las cosas del día y del trabajo?

Al final todos podemos ser una de esas tantas parejas aburridas que vemos en miles de terrazas de verano, uno junto al otro, con las miradas ausentes, cada cual en su mundo como si fuesen extraños, en vidas perpendiculares (que no paralelas). Quizá por eso existan los amantes, porque ponen ese punto de locura y pasión, de feeling inicial que ya no se tiene. Quizá por eso hay personas que cambian frecuentemente de pareja, porque en cuanto se acaba la pasión y el fuego, necesitan una nueva chispa. Quizá, y hablo en general, porque en ningún momento estoy personalizando el tema, somos egoístas, y no somos capaces de tolerar las dificultades que nos impone la vida.

A lo bueno nos apuntamos todos, a lo hermoso, a lo excitante, a lo que nos hace estremecer, a todo lo que acelera nuestro corazón, lo que nos pone a mil, lo que nos hace sentir vivos; pero rehuimos de los compromisos, de las responsabilidades, de aceptar no sólo lo bueno sino también lo malo de las cosas, la cara y la cruz de la moneda. Y el tiempo, esa carta que a veces juega a nuestro favor y otras en contra, no deja de ser un aliado y una fuente de sabiduría de la que siempre deberíamos beber, porque sin tiempo nunca habríamos llegado donde justo estamos en este momento para poder mirar hacia atrás. Y eso significa que hemos vivido, acertando o errando.

No caigamos en uno de los mayores errores: la DESIDIA y el ABURRIMIENTO, ya que son el verdadero cáncer de cualquier relación.

Quizá el lema sería: Un pellizco de seducción a tiempo, evita el aburrimiento.

Ana Mª Álvarez ©

martes, 19 de mayo de 2009

NO SERÁ ESTA NOCHE...


No será esta noche,
ni mañana. Atardecida
ha de estar la tarde,
quejumbrosa y agrietada,
para que el silbido
de este céfiro indiscreto
murmure a escondidas
lo que pronto ha de saberse.
No será esta noche
cuando emerjan los presagios,
Llueve demasiado,
no ha cesado el tintineo.
Prefiero el silencio
como eterna sinfonía,
corta despedida
de un ocaso que se acerca.
No será esta noche,
ni mañana, cuando muera.
No será esta noche.
No será. Sigue lloviendo...

Ana Mª Álvarez ©

lunes, 18 de mayo de 2009

NO PUEDO DARTE

No puedo darte nada porque nada poseo.
Amé tanto una vez, que por dar, lo di todo...
Sólo tengo un vacío que me llena por dentro
y que enturbia mis noches vacías de caricias.

No puedo darte nada porque mis manos rotas
no sostienen en ellas ni el amor ni el olvido,
son un cesto de mimbre de donde escapa el agua
convertida en desdicha, y me anega, y me ahoga.

No puedo darte nada. Y no porque me niegue
o ponga cortapisas a nuevos horizontes.
Aún tengo cicatrices, hay heridas abiertas;
no sé cómo se ama, lo olvidé al desangrarme.

No puedo darte nada. Mis labios temblorosos
aún arden con el roce de los tuyos, puñales.
Sólo puedo entregarte mi rostro en los espejos
y mi alma vacía para que tú la llenes.

Ana Mª Álvarez ©

miércoles, 13 de mayo de 2009

LA NOCHE ME CONOCE

Que la noche me conoce
como a la palma de su mano,
esa que aprisiona mi garganta
ahogando el desgarro de mis miedos.

Que la noche siempre es noche,
herida abierta, sangre cuajada,
cama vacía,
lecho,
sudario...
muerte.

Estranguladora noche, siempre mía,
huella etérea de mis propios pasos,
de mis propias manos, que ni yo conozco,
-ni siquiera conozco a mis fantasmas-.
Que la noche me conoce
y me llama por mi nombre.

...Para mi soy una extraña
sin rayas en la palma de las manos.

Ana Mª Álvarez ©

domingo, 10 de mayo de 2009

ME HACES TANTA FALTA...

Si pudieras verme, observar mis actos,
contemplar por dentro la cúpula inmensa
de amor que refleja todo mi futuro,
de amor que me impulsa, que me fortalece.

Si pudieras darme tu mano amorosa,
caminar conmigo asida a mi brazo,
comentar ideas, suspiros, nostalgias,
amueblar mi alma, mi casa, mi vida.

Pero no te tengo, y vago perdida,
atada a un recuerdo que a veces parece
timón que no manda, barco sin amarres,
capitana ausente, balsa a la deriva.

Si pudiera verme... ¡Ay si te tuviera!

Si pudieras ser, como antes, compinche,
mi gran diccionario siempre con respuestas,
mi objeto de dicha, mi fiel compañera,
el suave pañuelo que secó mi llanto.

Si pudieras ver cómo adorno mi casa,
mi futura vida... Y hago de memoria
aquello que un día aprendí observando
tus manos de artista, sutil tejedora.

Pero no te tengo para que me digas:
"Eres un compendio de bellas virtudes,
hija, tienes todo lo que un hombre adora,
todo va a salirte tal como deseas".

¡Ay si te tuviera! Me haces tanta falta
que tapo tu ausencia con imitaciones
de tu ser, tu alma, de tus pensamientos.
Ojalá sea orgullo lo que por mi sientas.

Me haces tanta falta...
Madre ¡Ay si me vieras!
(10-05-1946/20-05-2008)

Ana Mª Álvarez ©

NO PUDE MORIR

No, no pude morir aquella noche,
y aunque buscaba la manera más precisa,
sólo hallé de tus manos el trasiego
de sentirlas enredadas en mi cuello.
No pude... quise morir, pero no pude,
abandonada al arma ingrata de tus labios,
acuchillada por tus besos asesinos,
tan sólo pude desangrarme en mis verdades.
Y nuestros cuerpos se empaparon de delirios,
y los delirios se empaparon de silencios,
con el silencio apuñalaste mi esperanza...
con la esperanza se rompieron los espejos.
Y quise, amortajada de caricias,
hallar en ti la parte mía que no poseo,
y aún sabiendo que moriría si no la hallaba
te di mi muerte...
y me ofreciste tu vida.

Ana Mª Álvarez ©