lunes, 5 de diciembre de 2011

Poema recitado: "Muerto de amor" de Rafael de León


Pulsa play para escuchar el poema.

MUERTO DE AMOR

No lo sabe mi brazo, ni mi pierna,
ni el hilo de mi voz, ni mi cintura,
ni lo sabe la luna que está interna
en mi jardín de amor y calentura.

Y yo estoy muerto, sí, como una tierna
rosa, o una gacela en la llanura,
como un agua redonda en la cisterna
o un perro de amarilla dentadura.

Y hoy que es Corpus, Señor, he paseado
mi cadáver de amor iluminado,
como un espantapájaros siniestro.

La gente, sin asombro, me ha mirado
y ninguno el sombrero se ha quitado
para rezarme un triste Padrenuestro.

Rafael de León
Recitado por Ana Álvarez

viernes, 25 de noviembre de 2011

25 de Noviembre: Día Mundial contra la Violencia de Género

Hoy, 25 de Noviembre, es el Día Internacional contra la violencia de género. Esta campaña, no sólo debería ser recordada hoy, sino todo los días del año, es una lucha constante por erradicar que sucedan estos hechos, y es cosa de todos.


Desde este espacio, me sumo a las campañas contra el maltrato, ya sea físico, psíquico o sexual. Tenemos asociada la violencia y el maltrato a la fuerza física pero, dentro de ellos, hay otros golpes que no se dan con los puños: la manipulación, las amenazas, la intimidación, los insultos... el abuso emocional también es maltrato.
Desde aquí, mi abrazo solidario para este colectivo que, ojalá, no existiese.


miércoles, 23 de noviembre de 2011

Antes de amarte


Cuando te vi, aún no habías llegado;
conocía tus huellas,
el surco del dolor en tus pisadas,
la agonía de la pérdida
instalada en los vagones de tus noches.


Cuando te oí, aún no habías hablado;
conocía tu silencio,
esa llaga abierta destilando verbos
-transeúntes del destierro-
pasajeros en tu voz semiasfaltada.


Antes de amarte, ya sabía que te amaba;
conocía tu nombre,
pronunciado como una letanía,
un mantra milagroso,
la brújula que lleva hasta tu cuerpo
donde he de tatuarte
mis huellas, mis pisadas, mi silencio
y los versos que aún no te he escrito.


Ana Mª Álvarez Barroso © 2011

lunes, 31 de octubre de 2011

Poema: Si muere... De Antonia Álvarez Álvarez



Si muere, lo sé bien, todo termina,
la voz y el pensamiento,
y se van los gorriones de las ramas,
y se apagan los troncos en el fuego;
no habrá colores tibios tras la lluvia,
ni segundos ni tiempo,
ni fuentes entre matas de jarales,
ni flores ni recuerdos;
si se muere, lo sé, se habrán perdido
las campanas y el eco
de las palabras dichas más hermosas,
del más hondo secreto,
ni una lágrima fiel y enamorada
rodará en el silencio;
no habrá luna en la noche ni habrá estrellas
porque ya no habrá cielo,
ni colinas sangrantes de colores,
ni mares ni jilgueros.
Si se muere, lo sé, todo se arroja
hacia un vacío eterno,
la esencia de las cosas, la armonía,
el tenue sol de invierno,
la música del alma y de las tardes,
el trino en los aleros,
el alba que madura en mediodía,
los olores a espliego,
la sombra de tu nombre tras el mío,
la palabra, los besos…

Si muere el corazón, mueren las rosas;
si muere el corazón…, mueren los sueños.

Antonia Álvarez Álvarez ©2002
Premio Leonor de Poesía 2011


Poema recitado por Ana María Álvarez Barroso

sábado, 8 de octubre de 2011

Vuelve






















Vuelve a mi lado, vuelve, amor de primavera,
con el suave murmullo de tu voz de soneto,
deja que nuevamente me entregue por completo
y cure tus heridas, como la vez primera.

Déjame que te abrace ¡que acabe esta quimera!
que llene el calendario que olvidé, mudo y quieto,
con días de ternura, con mil tardes de asueto,
con besos en tus manos y caricias certeras.

Nada puedo ofrecerte, mi casa está vacía,
vacía está la mano que se extiende postrera
para colmar tu vida de amor y de alegría.

Mi corazón te habla, mi palabra es sincera,
ante ti me arrodillo mostrando el alma mía:
¡Vuelve a mi lado, vuelve, amor de primavera!

Ana Mª Álvarez Barroso © 2011

martes, 27 de septiembre de 2011

El flechazo

Unas semanas antes de emprender este raudo viaje, viaje que, como todos los periodos de tiempo cortos donde la ansiedad hace mella con su presencia, acaba convirtiéndose en un trayecto insoportablemente eterno, ya había perdido por completo las fuerzas para seguir arrastrando el lastre en el que consistía mi vida. Agotada por el peso de los días, los meses de soledad, la tristeza de aquellas paredes teñidas de vacío y toda la casa impregnada de melancolía, ya tenía tomada la decisión de poner fin a mi existencia. Los óleos del pasillo me susurraban la dirección que había de tomar, pero no el vehículo en el cual dirigirme, el medio con el que acercarme a ella. Pensaba las posibles opciones con las que ejecutar mi acción. ¿Lanzarme al vacío? No era la manera más idónea, y menos viviendo en un cuarto piso; probablemente el golpe sería mortal, pero ¿y si no lo fuese? Mi sufrimiento acabaría con una situación posterior insostenible de la que jamás escaparía sin ayuda. ¿Cortarme las venas con un afilado cuchillo? Carezco del valor suficiente. Una simple extracción de sangre me provoca mareos, así que sólo pensar en el cajón de los cubiertos, el crujir de la piel, la herida abierta brotando ese líquido denso y templado... ¡Dios, se me nubla la vista!... Ingerir medicamentos era otra opción, mas nunca he estado enferma; sólo algún constipado, alguna fiebre y quizá alguna mala digestión por haber comido más de lo habitual, o algo en mal estado. Desesperada, me senté frente al ordenador, dispuesta a encontrar algo letal que poder adquirir en la farmacia más cercana. […]

Aún no sé cómo sucedió, ni qué extraña fuerza me llevó de una página a otra, de una noticia a una web, de un blog a un foro, de un vínculo a otro vínculo, y sin más ya estaba allí, delante de su foto, sin apenas escuchar el susurro cartilaginoso de aquellos óleos polvorientos del pasillo; y su foto fija en mí tras el cristal del destino, parecía decirme algo en un lenguaje cifrado, un lenguaje de signos imposible de entender, un idioma que sólo aquél que alguna vez se ha sentado frente a una pantalla de cristal líquido, y se asoma a esa maravillosa ventana, podría entender y entiende qué significa el poder de una mirada. Y yo saltando de vínculo en noticia, de blog en ventana, de página en foro, hasta acabar posada en sus ojos negros, ojos letales que, como un veneno, a partir de ese instante, se han tatuado dentro de mi pecho convirtiéndose en puntal de mi existencia.

Ansiosa, como necesitada de su aliento, busqué cualquier referencia a ese ángel caído del cielo en tan extraño momento de mi vida, y mostrado ante mí para ser mi salvación. Comencé a indagar todo lo que le concernía y, en cuestión de minutos, empezó a importarme únicamente lo suyo, al mismo tiempo que, como una daga, se iban hundiendo en mi costado y en mi corazón sus grandes ojos, su pelo negro, su mirada dulce y tierna pero a la vez protectora, y su cuerpo bien definido, fuerte y elegante.

- ¿Dónde habías estado toda mi vida, tesoro mío? Por fin he dado contigo. César, tu nombre es César... ahora podré ir a tu encuentro. Sólo he de localizar exactamente dónde estás y nada podrá separarnos. Nada. Ya no temo ni a la misma muerte. Así tenga que pasar día y noche perdiendo las uñas en este teclado, así se me vayan los días y las noches para encontrarte... pero iré en tu busca.

Dos días pasé hasta localizar todos los datos correctos, porque suele suceder que, cuanto mayor es el empeño en realizar búsquedas complejas, peores son los resultados; las páginas estaban obsoletas por dejadez en las actualizaciones, los teléfonos de contactos no eran correctos, el mail no correspondía a ningún correo existente y, a todo esto, mi sensación era de total desconsuelo y aumentaba por momentos. Hasta que comenzó a brillar el sol por un pequeño resquicio: el teléfono sonó inesperadamente, comencé a hilarlo todo, recibí la dirección nueva equivalente a la antigua que aparecía en la página ya visitada, y el rompecabezas empezó a tomar forma. Ya sólo restaba poner fecha de salida y comprar el billete. Partiendo bien temprano el día dispuesto, en tres o cuatro horas, a lo sumo, estaría allí, y después... sólo sería cuestión de llegar hasta el punto de encuentro.

En realidad no voy a aprender nunca, esto no deja de ser otro disparate más para mi colección de chifladuras. Aunque, pensándolo bien, ¿irresponsable por qué? ¿Porque hago caso de mi corazón y he desechado la idea del suicidio? César, sólo sé que tu existencia ha sido puro sufrimiento, y que estamos hechos el uno para el otro. Si por ir en busca de mi destino soy una loca temeraria, que me encierren por ello. Ambos hemos padecido, y sabremos entendernos tan sólo con mirarnos a los ojos. Y en los tuyos, como en los míos, está escrito el dolor del abandono.

El viaje sigue haciéndose eterno, inacabable; por los cristales parece que los árboles apenas se mueven, o soy yo misma, que perdiendo la vista en el infinito, me quedo completamente ausente del entorno. Un libro me hace compañía en el transcurso del viaje, repleto de pequeñas historias, sencillas y amenas, fáciles de leer y que en cualquier momento puedes dejar de hacerlo sin perder la concentración de todo un argumento. Entre sus páginas llevo la foto de César que obtuve de internet, y que de tanto tocarla, mirarla, guardarla, volverla a coger y ponerla de nuevo entre las hojas, la tengo arrugada por las esquinas. Se ha renovado en mi interior un sentimiento que no recordaba desde años ha, una explosión en el pecho, un torbellino que me ahoga, un maremoto que sube y que baja desde el estómago a la boca y parece que fuese a asfixiarme. Parezco una quinceañera. ¿Qué me está sucediendo? No puede ser. Es imposible. Demasiadas emociones para mí. Y muy pronto estaré junto a César. Si ahora me encuentro de esta forma, ¿qué sucederá cuando estemos frente a frente? Mejor no pensarlo.

Antes, los viajes en tren tenían más encanto, todo era más lento. Se degustaban los paisajes tal que platos de comida casera, como cuando íbamos al pueblo a ver a los tíos, y la abuela nos preparaba aquel cordero con guisantes que sólo ella sabía cocinar. Ahora todo va deprisa, los árboles van deprisa, el horizonte va deprisa, mi corazón va deprisa… ¡Qué estoy haciendo, Señor! Me aventuro hacia lo desconocido, voy en pos de un sueño, una quimera, un deseo tal vez hecho realidad. Tal vez. Sólo un sueño tal vez, sólo un deseo. Sólo tal vez…

...

- Buenas tardes

- Buenas tardes. ¿En qué puedo ayudarla?

- Hola... soy Fátima González... hablé por teléfono con Charo acerca de César y...

- ... ¡Sí, yo soy Charo! Pasa Fátima, ¡no te quedes ahí! Sígueme hasta el recibidor. Sólo tendrás que esperar un instante mientras llega “tu adorado flechazo”.

Los minutos parecen horas en el reloj de Fátima, sentada, temblorosa, con las manos heladas y los labios resecos. Mira a todas partes queriendo descubrir alguna respuesta, algún indicio a tanta demora, pero no hay tal tardanza; la inquietud le destempla aún más los nervios y su único deseo es que, por fin, se produzca el encuentro. Mientras mira la foto que la ha acompañado durante todo el viaje, no percibe la presencia de un señor alto y fuerte, con la piel tostada por el sol, al que acompaña César. Sus ojos rebosan de alegría y caen perlas cristalinas por su rostro.

- ¡César, mi vida!

Entre ambos es suficiente una mirada. César corre hacia Fátima como si la conociese de toda la vida. Ella emocionada sólo sabe abrir los brazos para esperarle, y en ese mágico instante donde lo imposible se hace posible, César, de un salto tira al suelo a la pobre Fátima, enjugando a base de lametones las lágrimas de su cara.


Ana Mª Álvarez Barroso © 2008

domingo, 4 de septiembre de 2011

No pude morir






















No, no pude morir aquella noche,
y aunque buscaba la manera más precisa,
sólo hallé de tus manos el trasiego
de sentirlas enredadas en mi cuello.
No pude... quise morir, pero no pude,
abandonada al arma ingrata de tus labios,
acuchillada por tus besos asesinos,
tan sólo pude desangrarme en mis verdades.
Y nuestros cuerpos se empaparon de delirios,
y los delirios se empaparon de silencios,
con el silencio apuñalaste mi esperanza...
con la esperanza se rompieron los espejos.
Y quise, amortajada de caricias,
hallar en ti la parte mía que no poseo,
y aún sabiendo que moriría si no la hallaba
te di mi muerte... y me ofreciste tu vida.

Ana Mª Álvarez Barroso © 2002

domingo, 14 de agosto de 2011

El sueño del caracol -by Iván Sáinz-Pardo


EL SUEÑO DEL CARACOL, es una historia claramente lineal y sucede, ni más ni menos, que lo que se ve. Cuenta únicamente la historia que se narra, aunque trata temas universales y sobre los que uno podría sentarse a reflexionar. Son estos temas universales y reconocibles por todos. Es una historia sobre el destino, sobre la comunicación y la incomunicación. Sobre la valentía y la timidez. Sobre el amor a primera vista y sobre el amor verdadero. Sobre el tiempo y sobre la muerte.
El lenguaje visual se esfuerza por apoyar estos temas y naturalmente su narración.
Ya que a este amigo/a parecen gustarle los simbolismos, le aconsejo un nuevo visionado fijándose en los siguientes aspectos: (ABSTENERSE QUIEN AÚN NO LO HAYA VISTO Y PRETENDA VERLO)
-El libro que lee Oliver en la cafetería, al principio, trata sobre un accidente de coche. Vaticinando su propio destino.
-Los movimientos circulares de la cuchara en el café... el destino, el circulo de la vida.
-La polilla está siempre presente mientras está Oliver. Julia descubre que esta ha desaparecido de su emplazamiento habitual, el mismo día que Oliver ya no está. Al final, la polilla acompaña de nuevo el ultimo plano en la ventana de la habitación de Julia.
-El libro que al azar coge Julia, es uno con el titulo "El Sueño del caracol". Ambos protagonistas viven en sus mundos separados, escondidos en sus caparazones, y su relación se desarrolla y se mueve despacio, como los caracoles, arrastrando con ellos el peso de sus propios complejos y miedos.
-Se muestran tres mundos distintos. El de Julia, más iluminado y cordial. Uno neutral, de presentación, de encuentro. La cafetería. Y por último la biblioteca, el mundo de Oliver, más oscuro y misterioso, aún por descubrir. Simbolizando ese viaje hacia lo desconocido. Julia tratará de ser valiente por primera vez para luchar de verdad por lo que desea.
-En la entrada de la biblioteca hay una mujer viendo unas cartas del tarot. (Destino, futuro)
-Cuando Julia, en su cuarto, se deja caer con la espalda en la pared, las sombras de la ventana, cobran la forma de una cruz.
Estos son, sin duda, algunos de los más evidentes.
Una de mis mayores motivaciones al enfrentarme a este proyecto, era la de conseguir en tan poco tiempo, no solo contar una historia con principio, desarrollo y final, sino mostrar una evolución y transformación real de los personajes. La Julia del principio no debería de ser la misma 15 minutos más tarde.
También otra de mis motivaciones más importantes fue la de tratar de narrar ese estado de conflicto emocional, ese sentimiento contradictorio de tristeza y felicidad al mismo tiempo. Tristeza por perder para siempre a quien se quiere. Felicidad, por descubrir que se es correspondido en el amor. El destino, la vida y el amor son conceptos inmensos y poderosos que no dudaran en demostrarnos lo insignificantes que somos. CARPE DIEM.

Artículo perteneciente a la Web del autor

domingo, 31 de julio de 2011

Exististe












(Para A.N.G)


Sé que exististe un día, un día de verano,
de calor esponjoso en andenes amargos,
cuando las voces eran ecos de mil presagios,
vértices de un encuentro fundido en un abrazo.

Sé que exististe un día de un Madrid desolado,
de museos y parques, de música, teatros,
tú eras hombre de piedra, yo muñeca de trapo,
tú piano sin notas, yo poema en tus labios.

Sé que exististe un día, pues de ese día guardo
tus lejanas palabras de amor no musitado,
tus marmóreas caricias, tus tardíos abrazos
y un retrato borroso en el que ambos estamos
sonriendo a un extraño futuro, tan lejano,
que fue más que imposible llegar a concretarlo.

Sé que exististe un día de ocaso marchitado,
un día en el que juntos reímos y lloramos,
abrimos nuestros cuerpos, y el corazón cerramos
a un pasado presente de amor inacabado.

Ana Mª Álvarez Barroso © 2002

martes, 12 de julio de 2011

Amor de padre

¡Soy inocente! Sólo fue un ataque de impulsividad, sólo eso. La situación se me fue de las manos. La insulté, vilipendié y golpeé, sí, pero no fue culpa mía. Si ella hiciera las cosas como hay que hacerlas, a mi manera, no se me hubiesen nublado los sentidos. No soy un maltratador. Le golpeé esa calabaza que tiene por cabeza porque me iba a denunciar. Buscaré la manera de convencerla para que quite esta maldita orden de alejamiento interponiendo un recurso, pidiendo un indulto o lo que sea necesario. Volverá a mi lado. Y entonces, sutilmente, blandiré el acero de mis palabras, desquiciándola, para que ella misma se lance por un puente sin tener que manchar mis manos de sangre. Los locos se suicidan ¿no es cierto? Así estaré libre de culpa… Y como soy bueno, mi hija ya sólo podrá quererme a mí...


Ana Mª Álvarez Barroso © 2010

lunes, 4 de julio de 2011

El cuento equivocado


“Este gordo ocupa mucho lugar” dijo mientras se enjugaba las lágrimas. Lo intentó de mil maneras pero el zapato apretaba demasiado. Así pues, su último recurso no fue otro que frotar la lámpara. Tras una aparición estelar, el fornido genio examinó el pie de la jovencita y el ingente tamaño de su dedo. “Habrá que hacerlo desaparecer… ” Cenicienta asintió entre lamentos, convencida de que el Hada no hubiese sido tan drástica, aunque a un Genio tan atractivo se le podía perdonar todo. Acto seguido, el perspicaz genio volatilizó al príncipe e invitó a cenar a Cenicienta. “Esto te pasa por equivocarte de cuento”.


Ana Mª Álvarez Barroso © 2011

sábado, 2 de julio de 2011

Acaso



Acaso fue la noche, embriagada de aromas,
causante de un embrujo repleto de poesía,
o el puente iluminado, o la luna en el río
o tu voz susurrante rimándole a la brisa.

Acaso fue un instante de manos enlazadas,
o el mar de tu mirada, transparente y furtiva,
o la laguna negra de mis ojos llorosos
conteniendo cascadas de tormentos ocultos.

Acaso los andenes pararon los relojes
presenciando un abrazo efímero y eterno.
Escribiste en mi boca un verso inacabado...
y aún me queman los labios cuando pienso en los tuyos.

Ana Mª Álvarez Barroso @ 2004

lunes, 20 de junio de 2011

Un año de la agresión al Gran Poder




















Aniversario de amargo recuerdo en el Gran Poder. Hoy se cumple un año de la agresión a la imagen que tallara Juan de Mesa, un hecho pendiente de ser juzgado. El autor de la agresión, Luis Carbajo Ordóñez, se encuentra actualmente en libertad y la Fiscalía lo acusa de un delito contra el patrimonio histórico y de otro contra los sentimientos religiosos, por lo que solicita una pena común de 11 meses de prisión y una multa de 10 meses con cuotas diarias de 15 euros. La agresión a uno de los principales referentes devocionales de los sevillanos fue noticia en todos los telediarios nacionales y abrió un debate en las hermandades sobre la seguridad de las sagradas imágenes.

Pasaban las nueve de la noche del domingo 20 de junio de 2010 cuando Luis Carbajo Ordóñez, funcionario de prisiones sin antecedentes penales, accedía al camarín del Señor del Gran Poder tras acabar la última eucaristía del día. Lo hizo por la parte izquierda del altar, al contrario de lo que es habitual. La basílica estaba a esa hora repleta de asistentes a misa. A partir de ahí todo ocurrió muy rápidamente. Carbajo se subió al pedestal de mármol donde se encuentra anclada la sagrada imagen apoyándose en la barandilla de madera que hasta entonces estaba instalada en el camarín y esquivando el cristal que resguardaba la parte inferior de la talla. Una vez situado a la misma altura del Señor empezó a zarandearlo con la intención de derribarlo. Al comprobar que era imposible comenzó a darle patadas. En esos momentos se encontraba en el templo un policía nacional de la comisaría de San Juan de Aznalfarache que, en compañía de dos feligreses (uno de ellos también funcionario de prisiones), se dirigió rápidamente al camarín para reducir al agresor, quien se agarró al brazo de la imagen para evitarlo. Como consecuencia del forcejeo le arrancó dicha extremidad y desgarró la túnica y la camisa interior de la venerada talla. El agresor fue conducido a la sacristía donde empezó a gritar que él era el Mesías y que lo que acababa de hacer tenía su "explicación". El policía sufrió heridas leves y tuvo que ser trasladado a un centro sanitario. A los pocos minutos varios agentes de la Policía Nacional se personaron en la basílica, donde los devotos aún no daban crédito a lo que había sucedido. Carbajo fue arrestado en los calabozos de la Jefatura de Blas Infante.

La imagen fue retirada inmediatamente del culto y trasladada a la sala del Tesoro de la hermandad, donde el imaginero Luis Álvarez Duarte comenzó la reparación de urgencia esa misma noche. Al Señor se le había roto la espiga de madera que une el brazo con el torso. Su camarín estuvo cuatro días presidido por la cruz que porta en la estación de penitencia. Al quinto día -viernes- los sevillanos volvieron a venerar al Gran Poder, que fue repuesto al culto en un besamanos extraordinario para el que, como en Semana Santa, se formaron grandes colas.

Durante esa semana se conocieron muchos datos sobre el autor de la agresión. El que se autoproclamó Mesías la noche del 20 de junio era natural de Guadalcanal, tenía 37 años y había trabajado en varias cárceles españolas. La Policía barajó en un primer momento que Corbajo pretendiera con esta agresión que se le detectara alguna perturbación mental y conseguir con ello una pensión por incapacidad laboral. Esta hipótesis tomó cuerpo tras intervenirle los agentes una mochila que llevaba el día de la agresión en cuyo interior había dos lápices de memoria: uno con un documento con más de 700 páginas en el que explicaba el motivo de dicho ataque y otro con su diario. Las cámaras de seguridad del templo mostraron posteriormente cómo el sábado anterior Corbajo estuvo inspeccionando el camarín para ver la forma de derribar la imagen. Un plan demasiado diseñado para un perturbado.

La junta de gobierno del Gran Poder que dirige Enrique Esquivias convocó un cabildo extraordinario en el que los hermanos decidieron que la corporación no se personarse en las diligencias incoadas en contra de este funcionario, al que la Fiscalía finalmente acusó de un delito contra el patrimonio artístico y de otro contra los sentimientos religiosos, por los que pide una pena común de 11 meses de prisión y una multa de 10 meses con cuotas diarias de 15 euros. El Ministerio Público rebajó la petición de pena al considerar que el agresor sufre un "trastorno de ideas delirantes", por lo que su consciencia de la realidad queda "limitada".

El acusado, además, tendrá que indemnizar a Mapfre con 11.342 euros al ser la compañía que cubrió los gastos de reparación de los daños ocasionados a la imagen (incluidas la túnica y la camisa), merced al seguro por actos vandálicos suscrito con la hermandad, que alcanza los 42.000 euros. Un año después, el agresor sigue en libertad y son varias hermandades las que han reforzado la seguridad de sus sagrados titulares tras lo sucedido aquel 20 de junio en la basílica. La Hermandad del Gran Poder decidió instalar una mampara de mayores dimensiones -sufragada por la Fundación Juan Moya- que cubre casi la totalidad de la talla.

Artículo de Diario de Sevilla