viernes, 4 de octubre de 2013

Una carta sincera: maltrato emocional o psicológico. by TheSilvasFamily

Una Carta sincera .. Maltrato emocional o psicologico.. 


"Me dirijo a ustedes para recordar lo difíciles que son de demostrar los malos tratos psicológicos, y de lo sutiles y socorridos que suponen cuando se sabe que los físicos dejan marcas que delatan y son fácilmente denunciables. Pero el maltratador psicológico es consciente de que aquellos dejan amplias huellas intangibles tras de sí, con terribles secuelas, y casi más complicadas de retirar que las físicas. Y jamás se olvidan. Es una secuencia de destrucción psicológica, infringida por un ser muerto por dentro, con perdón (o sin él). Está devastado, consciente de su inutilidad, y convencido de ella, de lo que en realidad es y llega a disfrutar haciendo sufrir. Sintiéndose por encima de alguien, usándole a modo de chivo expiatorio (cuando menos una mujer), proyectando en ese alguien sus frustraciones y fracasos. Y además es cobarde. Incapaz de hacer ningún bien a nadie. Que utiliza y manipula a los demás. Maltrato psicológico. Esto es, también, una forma de destruir lentamente, poco a poco. Y escribir esto sin un ápice de rencor ni dolor ya (afortunadamente) me proporciona la objetividad suficiente para ver las cosas con claridad y valentía, aún con incredulidad de lograr sobrevivir cuerda a semejante episodio. Para describir la secuencia que emplean en muchos casos para destruir a su alrededor todo lo que tocan. Como Salomón pero a la inversa: convierten en nada todo lo que tocan. Y en concreto, destruyen la vida de aquel que le rodea, y a aquel a quien se acercan con esa energía negativa, generando mas negatividad y destrucción. No pueden evitar su dependencia de los demás y esa urgente necesidad de aprobación, pero necesitan sentirse por encima, ser más que. Y no pueden. Porque no lo son, ante la ley de igualdad de todos y cada uno de los seres humanos. Y lo saben. Y atacan hiriendo de muerte como respuesta de su supuesta y frenética supremacía. Primero te anula. Y te anula ignorándote. Impidiéndote que te expreses, que sientas por ti misma y que seas persona. Y cada vez eres más pequeña y más insignificante frente a él. O eso te hace saber él. Tú no vales. Y lo hace hablando única y exclusivamente de él. Sólo existe él y sólo puedes sentir a través de él. Porque está muerto y necesita recordarle al mundo constantemente que está vivo, o que quiere estarlo. Y cuando ya te han salido callos de escuchar su monólogo sobre su monotema, entonces te reprocha que no hablas, que no intervienes y se lamenta de su soledad. Pero te lo impide. Y bajo la aparente contradicción, toda una serie de asaltos para tirar abajo tu autoestima. Niega tu personalidad. Tu vida, pensamientos y sentimientos no existen. No tienen cabida en la relación. Son de mal gusto. Los suyos no. Va dejando caer sutil o directamente tu escasa valía, tu ingenuidad y poca inteligencia, y capacidad para desenvolverte. Nunca con tales palabras. Solo aseveraciones e interrupciones. Incluso sugerencias envenenadas. A su lado pierdes todo. Sólo él brilla. Tú y los tuyos sois restos de feria. De segunda y tercera categoría. Únicamente él sabe lo que es la vida y cómo disfrutarla, y tú nunca serás capaz de hacer nada sin él, ni por supuesto comparable a él. (Diálogo machacón: él, él, siempre él!). Jamás te asegura su cariño o sus sentimientos hacia ti. Su calor pende de un hilo muy frágil que en cualquier momento te puedes cargar si das un paso en falso. El ambiente se carga de tensión y angustia. Tus movimientos se limitan, tienes miedo a equivocarte en cualquier cosa, en no gustarle u ofenderle. Y la ansiedad te invade. Nunca estás relajada, nunca estás cómoda en su presencia, nunca más eres tú. No sabes con exactitud por qué, pero estás nerviosa día y noche. No puedes ni comer. ¿Fallaré hoy?¿Me dejará si hago esto o aquello?¿Puedo hablar de esto con él? Te niega su apoyo. Nunca tajantemente, pero te das contra un muro. Bajo apariencia de despreocupación, de relatividad de las cosas y de insultante frivolidad, él no está, no lo encuentras. Se esconde. Porque tu vida tiene que girar en torno a él y sólo a él. Tu vida no debería tener sentido si no es con él. Tú no tienes problemas. Sólo él. Tú no tienes vida. Sólo él. De ese relativo cariño, voluble y lábil, pasa al rechazo, en toda la extensión de la palabra y su significado. A la negación como pareja. Teme darse y mostrarse porque teme no ser lo suficiente bueno, porque sabe que no lo es. Y se deja. Eres tú quien lo pone y lo da todo. Pero nunca es suficiente, porque siempre puede ser mejor. Porque no eres suficientemente especial para entenderle y estar a la altura de sus circunstancias y grandezas. O simplemente te demuestra desprecio o asco. Simplemente no vales nada. Cualquiera podría ser mejor que tú. Así las amenazas de infidelidad (o las probadas) quedan justificadas. Siempre por tu culpa. Él no quiere, pero no eres capaz de hacerle feliz. Porque no accedes a todos sus deseos y demandas. Aunque sabes que daría igual. Nunca tiene suficiente. Siempre está por encima. Cuando te ha negado como pareja, como compañera y ha bombardeado sistemáticamente tu autoestima (sutilmente pero sin contemplaciones: hoy no pero mañana sí, hoy me sobras pero mañana te echo de menos, hoy me das risa pero mañana tengo sentimientos), cuando la humillación ha alcanzado cotas suficientes para él, cuando se ha regocijado en tu sufrimiento diarioprepara la escena. Monta el espectáculo. Tiene al actor principal, el decorado y multitud de desencuentros y vejaciones que han colmado tu paciencia. Nunca es directo. Nunca reconoce un error o un daño, porque él nunca se equivoca. Nunca palabras subidas de tono que le descubran, si te enfadas la culpable también eres tú. ¿La excusa? Cualquiera. Provoca que seas tú quien de el paso, una vez más la culpable. Cualquier motivo sirve: hablar claramente (cosa que él siempre evita), robarle protagonismo ante los demás (ante SU público) o simplemente ser mejor que él aunque sea sin quererlo. Y un día desparece, sin más. Te niega, por último, como persona en sí. No hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Sin más explicación. Porque no vales nada, y no mereces ni un por qué. Las explicaciones vuelven a ser de mal gusto. Desaparece, te desprecia, te humilla y te escupe en forma de negación rotunda. Ese desprecio que siente por la vida de cualquiera (ya no sólo por la de su víctima) no tiene parangón. Porque en definitiva no quiere, no sabe amar, a veces ni a él mismo. Y se siente impotente y frustrado ante su propia insensibilidad. Pero quiere, necesita ser amado. No soporta ser ignorado. Y ante esto cree que la única manera es causar lágrimas y dolor. Es lo único que sabe despertar en los demás. Si esto no es capaz de destruir a una persona, díganme que significa maltrato psicológico??

 Ver entrada original en el blog del autor: http://evesther.blogspot.com.es/2011/09/una-carta-sincera-maltrato-emocional-o.html