jueves, 18 de febrero de 2010

Acomodada...





















Acomodada en el sosiego de tu imagen
y atormentada por el peso de las horas
repito mi nombre...
...y mi nombre no responde.
Y esa bruma, espesa, inesperada,
que hace tiempo me acompaña silenciosa,
cada día se asemeja a tu recuerdo
inmóvil e incoloro.
Pero no puede un segundo parecerse,
ni acercarse a mis pupilas ni a mi cuerpo,
esa sombra que ha usurpado tu silencio
de ausente nombre muerto.

Ana Mª Álvarez © 2003

4 comentarios:

Anónimo dijo...

"Acomodada en el sosiego de tu imagen..."

Gran comienzo cuando alguien no encuentra sosiego en nada ni en nadie.

Besos, amiga, muchos besos.

Santiago Redondo Vega dijo...

Duro Ana. Aunque no te imagino yo acomodada al peso de las horas, ni siquiera en el imaginario de la poética.

El hombre es nombre y el hombre nombre. Disculpa -apenas- para inventarte un hermoso poema de bruma y de silencio. No todos los días son luna de abril, por eso tienen sentido los poetas.

Un abrazo para ti y tu hermoso poema.

Federico dijo...

Nos falta la magia cuando la realidad falla.

Un poco de "vudú" para el mal de amores sólo consiguen unos versos que vibran solos, que tienen la vida que en esa fotografía no palpita...

Si tienes que sufrir para escribir, prefiero encontrarme tu blog abandonado.

Besos.

Richard Hill dijo...

Y cómo nombrar las ausencias...

Hermosas palabras. Muchas gracias por compartirlas.