De nuevo a oscuras,
el cuerpo lánguido recrimina silencios avenidos
de una noche instalada a pleno día,
a pleno sol, y la piel sigue aterida
por tu ausencia.
No hay horizontes,
ni en tu risa, ni en tus manos aún cercanas.
Ha muerto el latido circunspecto que blandías
desde tu corazón latifundista, antes mío,
-quizá antes, quizá nunca-.
Soñé caricias nuevas
un extraño agosto, fecundo y desnudo, inusitado.
Acaso un día la lumbre nos quemó la piel, las sábanas,
los abrazos vertidos cuerpo a cuerpo.
Quizá me amaste...
Hoy es lunes. Vacío.
De nuevo a oscuras, con una rosa en mi regazo
que gime la certeza del destierro.
Discierno desde las sombras adheridas
tu desprecio certero.
No quedan lunas,
no quedan haces de luz sobre mi cama angosta;
pronunciaste el desamor y he muerto, sola,
con heridas y estigmas, destilando amargura.
Abandonada al llanto.
Cuando muere el amor, muere el poema
que una vez escribiste en mis entrañas.
Ana Mª Álvarez @ 2010
el cuerpo lánguido recrimina silencios avenidos
de una noche instalada a pleno día,
a pleno sol, y la piel sigue aterida
por tu ausencia.
No hay horizontes,
ni en tu risa, ni en tus manos aún cercanas.
Ha muerto el latido circunspecto que blandías
desde tu corazón latifundista, antes mío,
-quizá antes, quizá nunca-.
Soñé caricias nuevas
un extraño agosto, fecundo y desnudo, inusitado.
Acaso un día la lumbre nos quemó la piel, las sábanas,
los abrazos vertidos cuerpo a cuerpo.
Quizá me amaste...
Hoy es lunes. Vacío.
De nuevo a oscuras, con una rosa en mi regazo
que gime la certeza del destierro.
Discierno desde las sombras adheridas
tu desprecio certero.
No quedan lunas,
no quedan haces de luz sobre mi cama angosta;
pronunciaste el desamor y he muerto, sola,
con heridas y estigmas, destilando amargura.
Abandonada al llanto.
Cuando muere el amor, muere el poema
que una vez escribiste en mis entrañas.
Ana Mª Álvarez @ 2010
13 comentarios:
Espeluznante poema, querida Ana. Escalofriante, me has puesto la piel de gallina.
Quisiera creer que no son más que versos inspirados en cualquier cosa ajena a la realidad. Quisiera saber que estás bien.
Besos.
Muy lindo el poema Los dos ultimos versos fantásticos y hermosisimos.
Me ha llegado al alma, he sentido lo que el poema siente. He sentido un lunes con soledad absoluta y el sonido de tu lanto. Ánimo poeta, la vida sigue.Y quizá mas adelante esto haya sido para bien. Un beso
Muy bonito el texto y preciosa imagen, tienes un bello blog.
un placer leerte.
feliz semana.
Vengo desde Bohemia Érase porque leí:
«Cuando muere el amor, muere el poema
que una vez escribiste en mis entrañas.» En verdad, cuando muere el amor muere todo. Es éste un bellísimo poema. Un placer leerte.
Hasta pronto.
Es un espléndido poema, en donde no solo se plasma el dolor de la soledad, sino que la trasmites con una gran carga emocional. Precioso! Un abrazo.
Gracias por visitarme en Luz de luna...cuando muere el amor, muere el poema...que belleza de versos, besitosss cielo...
Me gusta tu poema.
Hola Ana.
Cuando muere el amor, con él muere el corazón, la ilusión de la vida...
No creo que se pueda vivir sin amor.
Muy bonito poema.
Quería saludarte y mandarte un gran abrazo.
Adelaida.
Un final sublime. He pasado por tu blog, y me ha gustado la sensibilidad que rebosa.!Felicidades!
UN beso.
Muy buena tu poesia. Me han gustado varias de las que he leido. Un placer pasear por tus versos.
Un amor asumido como motor de la relación humana...despierta solo amor.
Gracias
Paco
Bello por amargo y esperanzado por herido el pecho. El amor vuelve, siempre vuelve, y a veces, hasta con la secreta convicción de haber perdido el tiempo con la huída.
Pero una cosa está clara, Ana, los poemas de entraña, nunca dejan de existir, ni siquiera los que se atrevieron a hacerse carne.
Un abrazo.
Me gustó mucho este poema. Felicidades, poeta! Sú
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