jueves, 21 de mayo de 2009

LA SEDUCCIÓN, EL TIEMPO Y EL ABURRIMIENTO


LA SEDU
CCIÓN y EL TIEMPO

No hay nada más embriagador que conocer a alguien y sentir ese feeling indescriptible e imposible de definir. Así llegan a cometer grandes locuras muchas parejas. Encuentros donde las miradas hablan sin necesidad de palabras, las pestañas abanican el entorno perfumándolo todo con un aroma intenso y sensual, los labios perfilan cada frase con la fragilidad de una pluma... cada movimiento es un cántico al acercamiento, una evocación al roce, una provocación sutil.

Cada día que pasa acrecienta el deseo, aumenta las ganas de volver a encontrar frente a frente esa mirada que te embaucó, esa silueta que a contraluz puedes dibujar con los ojos cerrados, esas manos que quisieras no soltar mientras haces un paseo por el mapamundi de su cuerpo. El juego del erotismo. Y un nuevo encuentro anhelado. Los suaves roces al cruzar las piernas, hablar al oído del otro jugueteando un poco rozando el cabello y la piel del rostro...

Todo esto no deja de ser el arte de seducir, de jugar al erotismo y a la sensualidad, al brillo de los sentidos y a desplegar todas las artes para que éstos se despierten. Unido al tiempo, a la espera, a los encuentros y desencuentros, al cuerpo a cuerpo, y al grado de afinidad y compenetración que se vaya creando entre las dos personas, los sentimientos irán sometiéndose progresivamente a un cambio; un proceso tan sumamente imperceptible que, cuando se es consciente de ello, no tiene remedio ni vuelta atrás.


EL TIEMPO y EL ABURRIMIENTO

¡Maravilloso! Hemos logrado nuestras pesquisas. Tenemos a nuestro lado al ser más maravilloso de la tierra, al más sublime. Días enteros para arrullos, mimos, hacer el amor hasta la saciedad, charlas, salidas y entradas juntos... ir de compras, hacer la comida, limpiar el baño cuando el otro lo ensucia, quitar el sujetador de ella de los pies de la cama por la mañana tras hacer el amor por la noche, quitar los calcetines sucios de él metidos dentro de los zapatos, sacar al perro...

Las cosas empiezan a cambiar, pero ¿a causa de qué? ¿la convivencia? ¿la rutina? ¿el tiempo? Quizá la seguridad de saber que esa persona la tenemos siempre ahí nos hace sentir confiados, tranquilos y despreocupados, dejamos que el TIEMPO nos coma el terreno, y no se lo dedicamos al otro/a. ¿O acaso no es cierto que cuando al llegar a casa después del trabajo, ella pone la excusa del cansancio y prefiere ver cualquier serie boba, en lugar de ponerse un vestido sexy y salir a tomar esa copa que a él le apetece tanto tomarse con ella? ¿Y a que él entra en casa diciendo que ha tenido un mal día, se enfrasca en el ordenador a jugar un solitario o similar, en lugar de acercarse a su chica y hacerle esos mimos que tantas veces solía hacerle sentados en el sofá, mientras se contaban las cosas del día y del trabajo?

Al final todos podemos ser una de esas tantas parejas aburridas que vemos en miles de terrazas de verano, uno junto al otro, con las miradas ausentes, cada cual en su mundo como si fuesen extraños, en vidas perpendiculares (que no paralelas). Quizá por eso existan los amantes, porque ponen ese punto de locura y pasión, de feeling inicial que ya no se tiene. Quizá por eso hay personas que cambian frecuentemente de pareja, porque en cuanto se acaba la pasión y el fuego, necesitan una nueva chispa. Quizá, y hablo en general, porque en ningún momento estoy personalizando el tema, somos egoístas, y no somos capaces de tolerar las dificultades que nos impone la vida.

A lo bueno nos apuntamos todos, a lo hermoso, a lo excitante, a lo que nos hace estremecer, a todo lo que acelera nuestro corazón, lo que nos pone a mil, lo que nos hace sentir vivos; pero rehuimos de los compromisos, de las responsabilidades, de aceptar no sólo lo bueno sino también lo malo de las cosas, la cara y la cruz de la moneda. Y el tiempo, esa carta que a veces juega a nuestro favor y otras en contra, no deja de ser un aliado y una fuente de sabiduría de la que siempre deberíamos beber, porque sin tiempo nunca habríamos llegado donde justo estamos en este momento para poder mirar hacia atrás. Y eso significa que hemos vivido, acertando o errando.

No caigamos en uno de los mayores errores: la DESIDIA y el ABURRIMIENTO, ya que son el verdadero cáncer de cualquier relación.

Quizá el lema sería: Un pellizco de seducción a tiempo, evita el aburrimiento.

Ana Mª Álvarez ©

4 comentarios:

Ana Márquez dijo...

Tienes mucha razón. Pero el problema,Ana, es q somos, muy en el fondo, animales, dicho sea con el mayor de los respetos hacia éstos. Está comprobado q un animal está poco tiempo con la misma pareja aunque se le permita copular todas las veces q quiera, o quizás, precisamente por ello. Por muy fantástico q sea el sexo, si se repite una y otra vez llega a perder el interés. Somos animales y somos, siempre, niños, ellos también actúan así con sus juguetes. Ya habrás visto mil veces cómo una niña no puede dormir después del día de Reyes si no es con su muñeca flamante muy cerca, aunque sólo sea para poder mirarla desde la cama. Al cabo de las semanas la muñeca ya apenas le interesa. Siempre seremos niños, o animales, en su inocencia, en sos primitivos afectos y desidias. La cosa tiene poco arreglo :-( Un abrazo fuerte, amiga.

Paco Bailac dijo...

Hola, Te he visatado y debo confesarte me ha encantado tu frase "Un pellizco de seducción a tiempo, evita el aburrimiento". ¡¡genial!!
Visto el perfil que muestras en el blog me inquieta seducirte con el coaching....
Además de tejo un enorme saludo
pacobailacoach.blogspot.com

Prometeo dijo...

Muy interesante tu blog. Estoy repasándolo a fondo.

Saludos

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Según te leo me gusta más tu capacidad de análisis y la sencilla facilidad de describirlo, tienes una especial sensibilidad...mi felicitación...azpeitia