Proyectando al infinito
el delirio incesante que atormenta
y que acusa mi silencio ensordecido,
cada noche, sin sudario que amortaje
mi cuerpo destrozado,
-aunque él no lo sabe-
aunque tú no lo sepas,
aunque nadie lo sepa,
¿Qué importa?
Los objetos no entienden de palabras,
ni los hombres entienden de la danza
infinita de las velas en el sueño.
Ese sueño-muerte
donde todos morimos, un poco más,
casi naciendo;
proyectando delirantes, sin sudario
-¿a quién le importa?-
nuestro silencio ensordecido.
Ana Mª Álvarez ©
el delirio incesante que atormenta
y que acusa mi silencio ensordecido,
cada noche, sin sudario que amortaje
mi cuerpo destrozado,
-aunque él no lo sabe-
aunque tú no lo sepas,
aunque nadie lo sepa,
¿Qué importa?
Los objetos no entienden de palabras,
ni los hombres entienden de la danza
infinita de las velas en el sueño.
Ese sueño-muerte
donde todos morimos, un poco más,
casi naciendo;
proyectando delirantes, sin sudario
-¿a quién le importa?-
nuestro silencio ensordecido.
Ana Mª Álvarez ©
7 comentarios:
El silencio me asusta.
Precioso poema, amiga. Y la imagen que lo ilustra... es ideal.
Besos.
Maldito silencio, maldita la noche cuando no se duerme, y ese silencio se convierte en compañero infatigable, pesadilla tangible...
A mi también me asusta el silencio.
Beso, DIAVOLO.
Yo no lo sé, pero sí me importa.
Un gran saludo.
Anaaa..!! conmovedorrr..!!
un lujito de lujos el leertee amiguitaaa..!!
mi cariñooo en estado permanenteee..!!
Bello poema.Felicitaciones!!
Qué bonito, Ana, cuánta hondura. Un placer siempre leer tus poemas.
Un abrazo.
Muy bonito y profundo. Y quizá tengas razón ¿ a quien le importa?. A nadie. Un beso
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