jueves, 15 de abril de 2010

La renuncia






















Resopla nuevamente un viento frío,
la vida traza el curso indifente,
¿acaso nadie nota esta corriente,
tan gélida, envolviéndome en vacío?

No necesito verme. Está sombrío
mi rostro -ya hay arrugas en mi frente-.
La noche se derrama, y en mi mente
aumenta un pozo negro y cruel de hastío.

Imploro que una mano justiciera
desgarre mi costado, firme y fuerte,
y que la oscuridad -puñal- me hiera.

Reniego de mi interno mundo inerte.
¡Reniego de la vida aunque me quiera!
¡Reniego hasta que anide en mi la muerte!

Ana Mª Álvarez @

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo creo, querida amiga, que no debes renegar. Que la vida, por dura que resulte, siempre nos reservará sorpresas agradables... y que tú vales demasiado.

Besossssssssss.

juan ballester dijo...

Bueno soneto, bien construido y lleno de fuerza y emoción. Te felicito.

Dina Luz Pardo dijo...

Es un gusto encontrarse siempre una con tu poesía mi querida poetisa.
Saludos especiales.